#1
Conocí a mi esposa cuando ambos teníamos dieciséis. Ella rápidamente se convirtió en mi todo. Veinte años después, todavía lo es.
Todos pensaron que Lynn era la loca. Me advirtieron desde el momento que la conocí que, algún día, me destrozaría. No me importó. La quería con todo y su locura. Por siempre.
Últimamente, algo de nuestra relación se basaba en verdades que solo los dos conocíamos, y que eran inevitables.
Sin importar qué, siempre supe que una cosa era cierta... amaba a Lynn con todo mi corazón.
Lo que nadie vio es que mi locura supera por mucho la de Lynn. Solo que mantuve la mía cerca de mi corazón. La mantuve en la sombra mientras que Lynn muestra la suya al sol, pero sabía que estaba ahí, justo debajo de la superficie. Solo que nunca le dije a nadie.
Siempre pensé que Lynn no sabía que la lastimaría... hasta que lo hizo.
Y al final, su locura no me destrozó. La mía lo hizo.
#2
Me han llamado despiadada. Indiferente. Una perra. Y más.
Supe desde muy pequeña que no era como las demás mujeres. Nunca he querido un esposo y dos hijos perfectos. Nunca he querido la cerca blanca alrededor de una casa que tiene que ser a prueba de bebés. Nunca he deseado un final feliz. Estaba lo suficientemente feliz cuidando de mi hermana, Lynn. Entonces llegó el día en que Lynn ya no necesitó ser cuidada. Ella no me necesitaba. Ninguna de sus “amigas” me necesitaba. Construí esta vida solitaria para mí misma y me gustaba. Hasta que ya no lo hizo.
Entonces conocí a Will Clark. Él necesitaba ayuda en su oficina, y yo necesita ser útil, así que me permití hacerlo. Entré directo a su vida y la puse de cabeza. Lo que comenzó como un divertido empleo a medio tiempo se convirtió en sentimientos reales y real... ¿me atrevo a llamarlo amor?
Por un breve tiempo, Will me hizo olvidar que no encajaba en una vida normal. Me hizo olvidar que el matrimonio y la familia no estaban en mi futuro. Entonces un día fui forzada a recordar. Tomé una decisión. Al final, tuve que elegir entre salvarlo a él o salvar a su exesposa. De cualquier modo, no quedaría nadie para salvarme a mí.