"Había una vez..."
El odio lo consumió.
El amor me destrozó.
Esa noche cambió nuestras vidas a ambos, convirtiendo nuestro comienzo en algo tóxico. Juntos éramos veneno y no había antídoto.
Nuestra historia comenzó como terminó cualquier otro cuento de hadas.
Con una hermosa boda.
Un beso.
Dos anillos.
Tres votos.
Killian Spencer se convirtió en mi esposo legalmente y yo en su obediente esposa.
Pero no era un príncipe azul. No vino a salvarme... y juró que no habría felices para siempre.
¿Y yo?
Al igual que las historias que leía de niña, siempre pensé que sería la princesa de mi cuento de hadas.
Bueno, yo era la villana de nuestra historia de amor.
"Hasta que la muerte nos separe..."
Dicen que los finales felices vienen después del matrimonio.
Pero mi matrimonio con Julianna fue todo menos bonito y feliz.
Nuestro comienzo estuvo teñido de mentiras y engaños.
Fuimos veneno hasta que encontramos la cura.
La verdad nos liberó de nuestro odio y encontramos nuestro final feliz.
O eso pensé...
Dejar nuestro pasado atrás ha demostrado ser difícil cuando estamos rodeados de maldad. La muerte de Gracelynn todavía persigue a Julianna
y está atrapada en un ciclo interminable de pesadillas.
¿Y yo? Estoy encadenado por el miedo tácito de perderla de nuevo.
El padre de Julianna me preguntó: ¿Hasta dónde llegaría para proteger a mi esposa?
Hasta donde tenga que llegar.
El mundo me preguntó: ¿Qué daría por mi esposa?
Daría todo.