Una promesa.
Un verano para llevarla a cabo.
Un amor explosivo alimentado por una obsesión mutua.
El día en que Clint se despide de su hijo Joey cuando este se va al entrenamiento básico militar, el chico al que le dedicó toda su vida le extrae una promesa: pasar el verano haciendo algo egoísta, para variar. La solicitud parece bastante inofensiva hasta que Joey pone a cargo a su mejor amigo, Raven, para llevarla a cabo.
Raven haría cualquier cosa por las personas que lo acogieron cuando era un adolescente y, cuando se trata de Clint, todo carece de límites. Cuando el alentar a Clint a explorar su lado más egoísta, revela el amor de Raven hacia el hombre, Raven se sorprende al descubrir que sus sentimientos podrían ser correspondidos. No solo son devueltos, sino que, además, todos sus deseos más oscuros y ocultos finalmente parecen haber encontrado a su igual.
La posesividad de Clint alimenta todos los antojos que Raven ha conocido. La franqueza de Raven le brinda a Clint la libertad que anhelaba para tomar lo que quiera, y pronto los límites abandonan las puertas del dormitorio. Mientras la promesa del verano se convierte en invierno, y la amenaza del inminente regreso de Joey se cierne sobre sus cabezas, Clint y Raven se aman más rápido y con más fuerza.
Cuando la desaprobación de Joey termina siendo la menor de sus preocupaciones, Raven y Clint llegan a extremos desesperados para permanecer cerca del otro, porque algo pequeño es mejor que nada. Enfrentándose a un futuro incierto, ambos hombres se preguntan si yendo demasiado lejos o arriesgando tanto, de todas formas puedan salir ilesos al final.